Nadando nos encontramos

Entre tanto mar me he encontrado con curiosos corales,
casas de diferentes animales.
El mar es grande, decían,
y la verdad pensé que mentían…

Hasta que me topé con tus escamas,
tan brillantes que parecían llamas.
Y cuando tu voz de sirena llegó a mi oído,
como si el destino hubiera sido,
me encontré sumida en un millón de sueños parecidos.

Sueños en los que nadamos juntas,
hacia ese desconocido fondo marino,
esperando a que nos encontremos
con lo que tanto hemos querido.

Sueños en los que nos celebramos,
sonriendo por cada peldaño que tomamos.
Y así, al descubrir el coral del que provenías,
no pude más que admirar la fuerza que cada día vestirías.

Esa fuerza que se encubre en abrazos,
y transforma los pedazos.
Una valentía que siente el presente,
y lo ve diferente.

No puedo más que agradecer,
que parte de mi vidas has decidido ser.
Porque en todo este mar intimidante,
tu compañía para mí… es lo más importante.

No estamos solas, y la verdad,
no puedo esperar a que sigamos contándonos historias.
No quiero perderme ni una, te lo aseguro,
porque sé lo que viene a futuro.

Ya solo me queda esperar para verte y celebrarte,
por tu mera existencia y tu eterna presencia.
En mi vida has llegado como sirena,
una amiga que canta lo que en mi interior resuena.

Es raro, pero a veces siento
que en alguna vida fuimos gemelas.
Como si en algún momento
le pedí al cielo que a mi vida vengas.

Y aquí estás, sonriente y paciente.
Y aquí estaré, por ti, siempre.

A veces escribo cartas...

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