Nunca es demasiado lejos

Son las tres de la mañana y sigo pensando en su brazo alrededor de ti. Son mentiras, ¿mías o tuyas?

El panorama es confuso, un poco borroso como el futuro. La fuerza de mis ideas se cristalizan en alguna dimensión, pero creo que en esta no.

Tus ojos se transforman en fuegos pirotécnicos cuando se enfocan en ella. ¿Por qué mientes? ¿Por qué me miento?

El latido ya no es suficiente, pero persiste en algún rincón de mi interior.

Tengo días contados…no. Cuentos los días que logro no pensar en ti. Pero vuelves y me toca reiniciar la cuenta.

No son suficientes sonrisas, ni suficientes fotografías para asegurarme que estás actuando, o que no lo estás haciendo.

La vista y el corazón se me nublan con tu incansable felicidad. ¿Lo tienes todo, cierto?
Pero no me tienes a mí.

Nada es nuevo ni sorprendente. Solo debía limpiar las lunas de mis lentes y regresarte a ver una vez más para darme cuenta que tú no lo harás, que nunca me verás.

No te has percatado de la distancia entre nuestros destinos. A pesar de que el tormento no es eterno, viene y va de repente. Ya no eres mi brújula, aunque, ¿alguna vez realmente lo fuiste?

¿Por qué desapareciste? ¿Por qué ya no te busco?

Tienes ideas vacías, pensando en un mundo en el que no existo. Tal vez las mías son contradictorias, como existenciales, como ficticias, como absurdas.

El mundo sigue rotando y tú sigues actuando.

¿Cuándo me olvidaré de tu nombre? ¿Cuándo sabrás el mío? Dime si hay esperanza, porque si me preguntas… te diré que no, no la tengo.

Tus creencias se fusionan con las de ella. ¿Realmente crees en lo que ella cree? ¿Darías tu vida por su lucha? ¿Lucharías por encontrarte con la mía?

Todo es incierto. Las texturas de esta vida digital son cada vez más ásperas y mentirosas.

Tienes un deseo de encontrarme, lo puedo sentir. O al menos lo puedo imaginar.
Y dentro de mi mente sonreímos y vivimos. Todo es real y claro. El tiempo no trabaja y el sol nos bendice porque… aquí dentro, nunca es demasiado lejos.

A veces escribo cartas...

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