Querido cuerpo:

Una carta dedicada a tu piel.

CARTAS

Vickie Allauca

6/16/20212 min read

Querido cuerpo:

Son días enteros en los que has tenido que soportar pleitos, días enteros en los que has recibido rechazo. Días oscuros en los que la contienda y el dolor no terminan. ¿Los recuerdas?

Suenan las sirenas, indicando que la guerra está por comenzar: los ojos desprecian el reflejo, son como flechas de fuego que incineran todo lo que la luz expone; las manos violentas agarran con fuerza y odio cada centímetro que consideran "demás".

Después sigue la boca, quien por órdenes del cerebro, expulsa las más hirientes palabras que atraviesan el alma como cuchillas, causando un dolor insoportable.

Las lágrimas se apresuran en salir, en modo de alerta, implorando a la mente que se detenga. El corazón, agonizante, con sus últimas fuerzas, acelera sus latidos uniéndose al ruego del río.

Cada parte del mismo cuerpo sintiéndose inútil, inservible, asqueroso; sintiendo que no pertenece, que no encaja, que debería ser mejor. Cada extremidad, cada centímetro de piel siendo infeliz, deseando ser diferente...anhelando ser el "diferente" idéntico a lo que se cree perfección:

Labios grandes, dientes rectos, caderas anchas, cintura pequeña, sin papada, piernas largas, cabello brillante, nariz respingada, trasero redondo, abdomen plano, hombros pequeños, cara simétrica, piel lisa... ¿sigo?

Han sido días oscuros e interminables y por cada uno de ellos espero que me puedas perdonar…porque, querido cuerpo, ahora entiendo.

Entiendo que tú eres parte de lo que soy. Entiendo que eres igual de importante que yo. Y "yo" debí cuidarte desde el principio. Debí haberte dicho la verdad hace mucho tiempo atrás.

Y la verdad es que: ojos, son los únicos capaces de contemplar la belleza, admirar los colores, encontrarse con otras pupilas, decodificar símbolos transportadores a otros mundos, maravillarse con las montañas y los mares.

Manos, expertas en el arte de sentir piel y arena, tocar cuerdas, teclas y madera, capaces de moldear barro, preparar banquetes deliciosos, sostener rostros y limpiar lágrimas.

Pies, queridos, no menosprecien su talento de guiar al resto por los más sorprendes caminos de rocas brillantes, ustedes son siempre los primeros en sentir el césped verde y mojado, son fuertes y perseverantes, son saltos y pedales.

Pancita, no pienses que deberías desaparecer, eres la más dulce y extravagante de todas, tímida, haces bien tu trabajo, protectora y talentosa, eres hermosa así tal y como estás. Dientes, constructores de radiantes sonrisas, pertenecen a la luz y a las miradas, no tienen de qué esconderse.

Podría seguir señalando cada virtud, cada propósito, cada fracción de esplendor que poseen todas tus partes...pero, querido cuerpo, todas ellas me llevan a la misma conclusión.

Eres la obra maestra del mejor artista, con cada detalle que tienes, fuiste fundido con fuego y amor, con brisa y encanto. Y con estas palabras espero puedas entender que eres perfecto y que no necesitas encajar en la "perfección" del resto.

Voy a cuidarte y protegerte mucho más desde ahora, de todos esos pleitos y palabras hirientes, de todas aquellas cosas que te hacen daño… lo prometo.

Te quiere, ___________.

A veces escribo cartas...

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